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Todo el mundo sabe que el origen de la pizza es italiano, pero ¿sabes concretamente dónde sucedió, cómo sucedió y por qué? Puede parecer una tontería pero detrás de uno de los alimentos más famosos y amados a lo largo y ancho del planeta hay mucha historia.
La pizza es un plato perfecto para la alimentación en primavera y cada país ha desarrollado su propia forma de hacer pizzas y las ha adaptado a cada una de sus cocinas tradicionales. En algunos casos, como por ejemplo el estadounidense, uno de los platos más típicos en algunas ciudades es la pizza, es decir, un plato originario de Italia. Pero si le preguntas a un italiano si eso es pizza... seguramente te va a responder lo mismo que un valenciano al que le preguntan por una paella fuera del levante.
La pizza que conocemos hoy en día es la evolución de un plato que se prepara por primera vez en el siglo XVIII en Nápoles. Seguro que has oído hablar de la “pizza napoletana”, pues esta es la que se ha establecido como la primera pizza de la historia. Pero tiene antecedentes muy lejanos. Ya en la antigua Roma y Egipto se preparaba un tipo de pan plano con aceite, sal y algunas hierbas, muy similar a las foccacias que tan de moda están hoy en día.
Como sucede con muchas otras recetas populares, la pizza surgió entre la clase trabajadora. Su preparación era sencilla y económica y los panaderos de la época empezaron a vender estas focaccias que se cocinaban rápidamente y se acompañaban con ingredientes sencillos: ajo, aceite de oliva, tomates, queso o anchoas. Tanto echarle cosas al pan..., al final salió una pizza.
Poco a poco se empezó a popularizar este alimento y se empezaron a incluir más y más ingredientes en la receta.
La primera pizza de la historia no se puede decir con exactitud cuál es, pero la primera de la que se tiene constancia que se cocinara es la “pizza marinara” o como la conocemos en español, marinera.
La receta es muy sencilla, económica y debe su nombre a que los ingredientes aguantaban sin ponerse malos mucho tiempo, por lo tanto, era perfecta para evitar el desperdicio alimentario en largas travesías. Llevaba tomate, ajo, orégano, aceite de oliva y a veces albahaca. Los marineros buscaban una alimentación para tener energía, y esta pizza se lo aportaba.
No sabemos quién inventó la pizza y tampoco quién hizo la primera “marinara” pero el “pizzaiolo” (maestro pizzero) Raffaele Esposito fue quien creó, en 1889, una de las pizzas más conocidas hoy en día: La pizza margarita. Esta receta que destaca por su sencillez y efectividad, la elaboró nada más y nada menos que en honor a la reina Margarita de Italia y, con el visto bueno de la monarca, esta se popularizó a nivel nacional. ¿Cuántas veces en tu vida habrás comido pizza Margherita sin saber su origen? Ahora ya no te volverá a pasar. Y si se encuentra entre tus pizzas favoritas, la puedes encontrar Pizza "La Margherita" en bofrost*.
Para decir que una pizza es napoletana o está elaborada al estilo de Nápoles, tiene que tener una base o al menos contar con unos ingredientes mínimos:
La masa de la pizza, la base sobre la que van a incluirse el resto de ingredientes, está hecha de harina de trigo, concretamente harina de fuerza, una harina de alto contenido en gluten que permite que la masa sea elástica. La base debe ser crujiente por fuera y elástica por dentro.
El agua es necesaria para hidratar la masa y activar el gluten. Aproximadamente, hay que incluir entre un 55% y un 65% del peso de la harina.
La levadura fresca o seca permite que la masa fermente y desarrolle su volumen y sabor. En las recetas tradicionales se utiliza en pequeñas cantidades y se deja fermentar lentamente, a veces durante 24 horas, para lograr una masa ligera y digerible.
La sal no solo potencia el sabor de la masa, sino que también regula la fermentación y fortalece la estructura del gluten. Se añade al final del amasado para que no interfiera con la acción de la levadura.
El tomate es la esencia de cada pizza, un ingrediente imprescindible que aporta umami y frescura. El utilizado para las pizzas tradicionales es tomate triturado o en salsa y el más popular es el Tomate San Marzano.
La mozzarella es el queso por excelencia de las pizzas, el que se usa en la pizza tradicional es el que se elabora con leche de vaca “fior di latte” o el de bufarla. Se coloca en pequeñas bolsitas o lonchas y se funde sobre el tomate durante la cocción.
Cuando ya tenemos la pizza cocinada le falta tan solo el que muchas veces es el toque final. El aceite aporta sabor, brillo y aroma y el tipo de aceite que se escoge es uno de los distintivos de muchas pizzas.
Esta especia es el remate de muchas pizzas, pero no de todas. Su función es aromatizar con frescura el resultado final.
¿Conocías bien el origen de la pizza o solo te habían contado una parte de su historia? Detrás de este producto hay una larga tradición que se respeta mucho entre los “pizzaiolos” y una muestra de ello es el largo camino que recorren hasta ser considerados auténticos maestros pizzeros. Descubre algunas como la Pizza Capricciosa, Pizza 4 Quesos o la Pizza Especial en nuestra web.