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Pagar un precio desorbitado por la luz o gastar demasiado en comida es algo que a todos nos preocupa. Aunque no podamos controlar el precio del kWh o el coste de los alimentos, sí podemos aplicar estrategias inteligentes para ahorrar en la cocina y mantener un estilo de vida saludable sin renunciar al sabor.
La cocina es una de las estancias que más electricidad consume en el hogar. Para reducir la factura de la luz, evita abrir el horno constantemente mientras cocinas, aprovecha pequeños electrodomésticos como el microondas, ajusta la temperatura del frigorífico según la época del año y usa el lavavajillas en modo eco. Estos sencillos ajustes te ayudarán a gastar mucho menos y no notarás un cambio a peor en tu comodidad diaria.
La organización es la clave. Si planificas tus menús con antelación, puedes preparar más cantidad de comida de una sola vez y congelar raciones para otros días. A esto se le llama batch cooking y es una técnica fantástica para ahorrar en la cocina y reducir el desperdicio alimentario. Los productos congelados son una opción interesante para reducir tiempo frente a los fogones y optimizar cada minuto.
Una alternativa aún más rápida son los congelados a domicilio de bofrost*: ahorras tiempo y cumplen esa función directamente por ti. Por lo tanto, la forma más eficaz de ahorrar tiempo en la cocina es no cocinar. Hay personas que no disponen del tiempo necesario para cocinar sus comidas, así que contar con platos preparados riquísimos a buen precio es una opción a tener en cuenta.
En caso de que cocines, hazlo bien. Elige los utensilios adecuados para la preparación de cada plato. Es decir, utiliza ollas y sartenes de fondo grueso o con recubrimiento antiadherente que te permitan cocinar más rápido y con menos gas o electricidad. Además, usar el tamaño de sartén adecuado para la cantidad de alimento evita que haya una pérdida de calor innecesaria.
Prioriza cocinar al vapor. Es un método que mantiene los nutrientes y reduce el tiempo de cocción respecto a hervir grandes cantidades de agua. Además, hazlo siempre con tapas. Tapar las ollas y las sartenes mientras cocinas acelera la cocción de los alimentos y reduce el consumo de energía entre un 20 y un 30%.
Cuando el tiempo escasea, los platos fríos son una solución rápida, rica y muy agradable en las épocas de calor. Alimentos refrescantes como las ensaladas, judías verdes troceadas con patata, legumbres ya cocidas o preparaciones rápidas con productos congelados como arroz con pollo al curry, te permiten disfrutar de comidas nutritivas con un consumo mínimo de energía y tiempo.
El lavavajillas es más eficiente que lavar a mano, tanto en agua como en electricidad. Usarlo en programas eco o fríos ayuda a reducir notablemente el consumo. De este modo, lo mejor que puedes hacer es contar con vajilla suficiente para poner el lavavajillas siempre que esté lleno o casi completo, ahorrarás tiempo de secado, espacio y aprovecharás la energía y el agua al máximo.
Por otro lado, evita dejar el grifo abierto mientras cocinas o friegas, y procura descongelar siempre los alimentos en la nevera en lugar de bajo el agua corriente o el microondas.
Planificar menús semanales es la mejor forma de controlar el gasto. Al hacer la compra con una lista cerrada y cocinar solo lo necesario, reduces el desperdicio. Optar por ingredientes de cocción rápida o congelados de calidad, como los de bofrost*, también ayuda a ahorrar, ya que se conservan por más tiempo y permiten aprovechar mejor cada compra.
Ahora ya sabes cómo ahorrar en la cocina, estos consejos te ayudarán a reducir hábitos y conductas innecesarias, consiguiendo que pases incluso menos tiempo del día o incluso de la semana preparando el menú semanal. ¿Qué consejo va a ser el primero que vas a implementar en tu rutina? ¿Conoces alguno más que te haga ahorrar dinero o tiempo?, ¡Compártelo con nosotros!