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Durante el verano, es muy común llegar a casa y abrir el frigorífico para refrescarnos bebiendo agua fría o cogiendo una cucharadita de ese postre de verano que tanto nos gusta. Sin embargo, seguro que te ha pasado alguna vez que te has encontrado con que no estaban lo suficientemente fríos. ¡Oh, no! ¿Se ha estropeado tu nevera? ¿Te has dejado la puerta mal cerrada? No tiene por qué. A veces, simplemente el aumento de la temperatura ambiente puede afectar a la de tu nevera.
No te preocupes porque tenemos la solución. Conseguir que la temperatura de la nevera en verano sea la adecuada y se encuentre en perfecto estado es más sencillo de lo que puede parecer.
Descubre los sencillos pasos que hay que seguir para dejar de pasar el verano preocupado por el estado de tus alimentos y asegurarte de que se mantienen igual de frescos, bien conservados y sin romper la cadena del frío que el resto del año.
El calor de esta época del año nos invita a querer tomar productos más fríos. En consecuencia, solemos llenar nuestra nevera con más alimentos y bebidas de lo habitual. Esta sobrecarga puede perjudicar tanto la temperatura como el estado del frigorífico.
Por eso, es importante que saquemos el máximo rendimiento al espacio de las repisas y los cajones, así como a los compartimentos de la puerta del refrigerador. Si acumulamos comida sin dejar espacio, será imposible que pueda circular el aire necesario para mantener una temperatura adecuada. El objetivo es lograr que el frigorífico en verano esté entre 3 y 5 grados, la temperatura ideal.
También es fundamental la distribución que hacemos de los alimentos dentro del frigorífico. Los espacios de la puerta suelen ser los menos fríos y se destinan a bebidas, margarinas o salsas. Frutas, verduras y alimentos perecederos tienen su lugar reservado en los cajones o estantes más bajos, que son los más adecuados para mantener el frío. En los estantes intermedios y superiores podemos colocar los productos que necesitan conservarse en frío una vez abiertos.
Con estas pequeñas acciones podemos conseguir que nuestro frigorífico mantenga los productos en buen estado de conservación. Debemos olvidar la idea de poner más frío a la nevera para que los alimentos se conserven mejor. Reducir los grados del frigorífico no siempre va a conseguir que la temperatura sea la más adecuada.
Cuando se trata de conservar correctamente tus congelados a domicilio, es posible marcar un rango entre los -15° y -22°, aunque la temperatura perfecta sería de -18°. Mantener la temperatura idónea del congelador es igual o más importante si cabe que la nevera. No vamos a comprar helados para que se nos derritan o pongan malos enseguida, ni vamos a comprar verduras de verano para que pierdan algunas de sus maravillosas propiedades solo porque el congelador no estaba en su temperatura óptima. El verano es la época perfecta para sacarle el máximo rendimiento posible al congelador y guardas nuestra carne congelada y las verduras frescas congeladas para las parrilladas y reuniones veraniegas.
El verano es probablemente la etapa del año en la que más averías se producen en frigoríficos y congeladores. Las altas temperaturas, y a veces un mal uso, provocan que la época estival sea propicia para que se estropeen estos electrodomésticos.
Mantener el frigorífico durante el verano no es tan complicado como pueda parecer. Siguiendo unos consejos podemos alargar la vida de nuestra nevera y sacar el máximo rendimiento de su consumo:
En definitiva, mantener la temperatura de la nevera en verano en condiciones óptimas o buenas depende en gran medida de nosotros mismos. Unas simples acciones pueden alargar la vida del frigorífico y tener siempre nuestros alimentos en perfecto estado, sea cual sea la época del año.