¿De dónde son los churros? Descubre el origen de este alimento típico

No nos creeríamos si nos dijeras que mientras disfrutas de unos increíbles churros con chocolate, o azúcar, o sal, o como sea que te los estés comiendo, no te preguntas alguna vez de dónde viene este barato y a la vez divino y crujiente alimento.

Los churros forman parte de la cultura gastronómica española y son tan populares que podemos verlos tanto en las principales calles madrileñas como en los pueblos más remotos de Teruel. Sin embargo, aunque este alimento típico de la alimentación en otoño e invierno este tan profundamente arraigado en nuestra tradición, muchos desconocen realmente de dónde son los churros.

¿Quién inventó los churros?

Si bien es complicado identificar con exactitud de dónde son los churros, saber quién los inventó lo es más aún, pero podemos señalar a quienes popularizaron esta delicia hasta convertirla en tradición. Durante siglos, en España, vendedores ambulantes recorrieron ferias, mercados y fiestas populares ofreciendo churros calientes recién hechos. De hecho, los primeros documentos escritos sobre churros datan del siglo XIX, cuando, debido a lo fácil y rápido que resultaba hacerlos, además del bajo coste de producción, su consumo empezó a popularizarse entre las clases trabajadoras.


Su popularidad no dejó de crecer desde entonces hasta hoy en día cuando todavía quedan puestos ambulantes en calles y plazas, especialmente durante las fiestas locales o ferias populares.

Aunque no conocemos un nombre concreto, podemos afirmar que fueron esos primeros churreros anónimos los auténticos responsables de difundir este delicioso alimento, llevándolo de pueblo en pueblo hasta convertirlo en una tradición gastronómica imprescindible en nuestras vidas.

¿Cuál es el origen de los churros?

El origen de los churros es todavía motivo de debate. Aunque solemos considerarlos típicamente españoles, existen varias teorías que sitúan de dónde son los churros en otros rincones del mundo. La hipótesis más extendida es que los churros llegaron a la península ibérica gracias a comerciantes y viajeros que traían consigo nuevas recetas desde lugares lejanos.

Una teoría especialmente popular es la que conecta los churros con China. Sí, has leído bien: ¡China! En este país asiático existe desde hace siglos una masa frita llamada "youtiao", que comparte con los churros su método de elaboración, ingredientes y forma alargada. Según algunos historiadores gastronómicos, exploradores portugueses pudieron haber importado la receta a Europa, adaptándola hasta llegar al actual churro español.

Sin embargo, otros expertos defienden que los churros podrían haber nacido directamente en España, creados por pastores que pasaban largas temporadas en el campo. Estos pastores habrían elaborado la masa con ingredientes básicos fáciles de transportar, como harina, agua y sal. El nombre "churro" podría provenir precisamente de las ovejas churras, cuyos cuernos se asemejan a la forma de esta popular masa frita.

Así eran los primeros churros

Los primeros churros tenían poco que ver con los que disfrutamos hoy en día, especialmente en lo que respecta a la variedad de sabores, complementos y forma. Originalmente, los churros eran una masa muy sencilla, hecha únicamente con harina, agua y sal, sin azúcar ni otros ingredientes añadidos y sin su mítica forma de estrella. Eran fritos en aceite de oliva, lo que les proporcionaba una textura crujiente por fuera y esponjosa por dentro.

Con el tiempo, la receta fue adaptándose según las regiones. Por ejemplo, en Andalucía surgieron las famosas porras, churros más gruesos y esponjosos que hoy en día son muy populares en toda España. En otras zonas del país, la costumbre de añadir azúcar, canela o acompañarlos con chocolate caliente enriqueció enormemente esta tradición, haciendo que el churro dejase de ser una comida sencilla para transformarse en una auténtica delicia culinaria.

Además, los primeros churros eran vendidos casi exclusivamente en puestos callejeros, acompañados simplemente de papel de estraza para evitar quemarse. Con el paso del tiempo, las cafeterías y chocolaterías incorporaron los churros a sus cartas como el desayuno perfecto para acompañar al chocolate caliente.

Cruje con los churros congelados en bofrost*

La tradición churrera ha llegado hasta nuestros días evolucionando constantemente. Hoy puedes disfrutar de auténticos churros en casa gracias a opciones tan cómodas como los churros de bofrost*, que mantienen intacto el sabor, textura y esencia del puesto ambulante.

La ventaja de pedir congelados a domicilio como nuestros churros es más que evidente: puedes preparar fácilmente esta delicia en casa, sin necesidad de desplazarte hasta la churrería o esperar a que llegue la feria local y facilita evitar el desperdicio alimentario. Además, los churros congelados de bofrost* permiten conservar todas las características que amamos en este alimento tradicional: textura crujiente por fuera, interior suave y esponjoso, y sabor auténtico.

La preparación de nuestros productos de pastelería y repostería es realmente sencilla, ya que, en este caso, solo necesitas cocinarlos en la freidora o en la sartén unos minutos para obtener unos churros dorados, listos para acompañar con azúcar, chocolate caliente o cualquier otro complemento que prefieras. Una opción perfecta para desayunos rápidos, meriendas improvisadas o simplemente para sorprender a la familia o amigos con un toque dulce y tradicional.

Vengan de donde vengan, los churros seguirán formando parte de nuestros momentos más dulces y especiales y vayas a donde vayas puedes llevártelos siempre porque su preparación es tan sencilla como satisfactoria.