No tiene productos en su carrito
Creemos que no eres consciente de la cantidad de mitos sobre el helado que tenemos asumidos y que siempre hemos pensado que son ciertos, ¡pero no! Por eso estamos aquí, para tratar el tema de nuestros amigos congelados que, como puedes comprobar, los conocemos bien.
Atención porque allá va un top 6 de mentiras sobre el helado que creías que eran verdad.
¿Qué ha sido eso? Un dolor punzante detrás de la frente después de un bocado demasiado grande. La mayoría de nosotros hemos conocido esta incómoda sensación desde muy pequeños. La respuesta más escuchada: el cerebro entra en estado de congelación. ¿Se nos congela el cerebro? No, solo es un mito sobre el helado.
El cerebro no corre el riesgo de congelarse por comer helados. Los médicos no llaman al fenómeno una congelación del cerebro, sino simplemente un dolor de cabeza frío. Su explicación: los nervios sensibles en el paladar registran frío y el cerebro contrae sus vasos sanguíneos para protegerse de este. Es incómodo pero inofensivo. Por lo tanto, el consejo médicamente correcto es: toma helados y disfrútalos con calma para que no te produzcan esta desagradable sensación. Además, así podrás deleitarte durante más tiempo.
La forma natural del helado es una bola. ¿O no?
¡Claro que no! Solo tenemos que mirar al país vecino, el rey de esta delicia para averiguarlo. En Italia, la tierra por excelencia del helado, las bolas como tal son completamente desconocidas. Aquí no se usa una cuchara redonda, sino una espátula con la que se esparce el helado de vainilla, de chocolate o de lo que elijas sobre el gofre o en la tarrina.
No hay nada mejor que un helado de chocolate fresquito en un caluroso día de verano. Entonces…, ¿se come más en el sur que en el norte? ¡Para nada! Los países que están más al sur, como Italia, España o Portugal, no lideran las estadísticas en comerlos.
En Europa, el ranking sería: Estonia (12,5 kg/persona), Bélgica (11,5 kg/persona) y Lituania (8,8 kg/persona). Como comparativa: en Italia solo se consumen 8,4 kg por persona al año. Esta es la prueba definitiva de que el helado sabe bien con cualquier temperatura, ¡sea en el hemisferio norte o sur!
Otro de los mitos que conocemos de nuestra infancia: después de comer helado, no debes beber agua, ¡especialmente agua fría con gas! De lo contrario, los dolores de estómago serán inevitables.
Podríamos decir que no es cierto: los expertos confirman que el helado y el agua son completamente inofensivos juntos. Este rumor probablemente se origina en una época en que el agua potable no era de tan excelente calidad como la es hoy. Por lo tanto, la norma era que los alimentos congelados y el agua congestionan el sistema digestivo. Hoy, por supuesto, el agua potable es uno de los alimentos más seguros y que más controlados están. Y el helado tampoco es un problema para la digestión, ya que se derrite en la boca y rápidamente se adapta a la temperatura corporal cuando llega al estómago.
Uno de los mitos sobre la alimentación más comunes es sin duda este, si bien es cierto que en la escala de nutri-score los helados no suelen estar en la parte alta, hoy en día hay en el mercado helados saludables como por ejemplo nuestros helados sin azúcar que son perfectos para evitar engordar.
De todos modos, el helado con azúcar puede ser parte de una dieta equilibrada, la clave está en no comer emocionalmente.
A mí me habían dicho que los intolerantes a la lactosa no podían comer helados, solo polos de agua. Pues bien, en bofrost* venimos a desmentir este mito sobre el helado y decirte que nosotros sí disponemos de opciones como los helados de bofrost* free que le dan solución a esta problemática y hacen que la intolerancia a los productos lácteos no sea un impedimento para que disfrutes de un buen helado.